Paciente Realismo
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“Pedir a un niño o a un joven sólo aquellas cosas que no le signifiquen un sacrificio desproporcionado.
Reclamarle sólo una cuota de esfuerzo que no provoque resentimiento o acciones puramente forzadas.
El camino ordinario es proponer pequeños pasos que:
- puedan ser comprendidos, aceptados y valorados,
- impliquen una renuncia proporcionada.
De otro modo, por pedir demasiado, no logramos nada.
- La persona, apenas pueda librarse de la autoridad, posiblemente dejará de obrar bien.
Experiencias de abandono, de desilusión, de carencia afectiva, o por una mala imagen de los padres.
Hay que ayudar a los adolescentes a practicar la analogía:
- los valores están realizados especialmente en algunas personas muy ejemplares,
- pero también se realizan imperfectamente y en diversos grados.
Es necesario ayudarles a hacer un camino de curación de ese mundo interior herido, de manera que puedan dar un paso para comprender y reconciliarse con los seres humanos y con la sociedad.
Avanzar de diversas maneras de acuerdo con la edad y con las posibilidades concretas de las personas.
Sin pretender aplicar metodologías rígidas e inmutables.
Pero también la libertad requiere cauces y estímulos:
- abandonarla a sí misma no garantiza la maduración;
- la libertad concreta, real, es limitada y condicionada;
- no es una pura capacidad de elegir el bien con total espontaneidad.
Por ejemplo, un adicto compulsivo a la droga:
- cuando la quiere lo hace con todas sus ganas, pero está tan condicionado que por el momento no es capaz de tomar otra decisión;
- por lo tanto, su decisión es voluntaria, pero no es libre;
- no tiene sentido «dejar que elija con libertad», ya que de hecho no puede elegir, y exponerlo a la droga sólo aumenta la dependencia;
- necesita la ayuda de los demás y un camino educativo.”
Para profundizar:
- El libro: El arte de educar: de padres a hijos, de Franco Nembrini.
- En internet: La mejor técnica con los adolescentes es paciencia, paciencia y paciencia.
- Suma Teológica, de santo Tomás de Aquino: I-II, q.24, a.3; II-II, q.150, a.1.